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«Muchas cosas me han sido dadas al nacer: un carácter feliz, mucha alegría y fuerza». 

Diario, 3 de mayo de 1944

Annelies Marie Frank –Anne, conocida en español como Ana Frank– tiene trece años cuando se ve obligada a esconderse con su familia huyendo de los nazis. Durante 25 meses vive en la clandestinidad con su familia y otros conocidos. En su diario escribe sobre lo que vive, piensa y siente.

Nacida en junio de 1929


Annelies Marie Frank nace el 12 de junio de 1929 en Fráncfort del Meno. Es la segunda hija de Otto y Edith Frank: Margot, su hermana, tiene tres años y medio cuando nace Anne.

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Margot con Anne, Fráncfort, 1929. © Anne Frank Fonds, Basel

El hogar de Edith y Otto Frank es uno judío laico. Otto trabaja en la empresa familiar, el banco Michael Frank. Al momento de nacer Anne, la familia vive en un espacioso apartamento alquilado en Marbachweg, en las afueras de Fráncfort.

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De izquierda a derecha: Margot, Edith y Anne, Fráncfort, 1929. © Anne Frank Fonds, Basel

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Anne poco después de nacer, Fráncfort, 1929. © Anne Frank Fonds, Basel

Pequeña dama


El de Edith y Otto Frank es un hogar judío laico. Otto trabaja en la empresa familiar, el banco Michael Frank. Al momento de nacer Anne, la familia vive en un espacioso apartamento alquilado en Marbachweg, en las afueras de Fráncfort.

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De izquierda a derecha: Margot, Edith y Anne, Fráncfort, 1929. © Anne Frank Fonds, Basel

El de Edith y Otto Frank es un hogar judío laico. Otto trabaja en la empresa familiar, el banco Michael Frank. Al momento de nacer Anne, la familia vive en un espacioso apartamento alquilado en Marbachweg, en las afueras de Fráncfort.

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De izquierda a derecha: Margot, Edith y Anne, Fráncfort, 1929. © Anne Frank Fonds, Basel

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Anne poco después de nacer, Fráncfort, 1929. © Anne Frank Fonds, Basel

La emigración


El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler es nombrado canciller del Reich. Un mes más tarde, comienza en Alemania el terrorismo de Estado contra opositores, izquierdistas, liberales, intelectuales y judíos. Bajo el régimen nacionalsocialista, Otto ya no tiene posibilidades laborales. El deseo de ofrecer a sus hijas una infancia despreocupada y una buena educación tampoco parece tener futuro en Alemania: deciden emigrar.

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Edith con Anne y Margot poco antes del traslado a Ámsterdam, Fráncfort, 1933. © Anne Frank Fonds, Basel

Mientras Otto Frank establece una sucursal de la empresa Opekta en Ámsterdam, sentando las bases de una nueva vida para su familia, Edith se traslada provisoriamente con Margot y Anne a casa de su madre, Rosa Holländer, en Aquisgrán. A finales de diciembre de 1933, Edith sigue los pasos de su esposo junto con Margot. Anne se queda con su abuela hasta que en febrero se reúne con su familia en los Países Bajos.
 

Fragmento de una carta:

«Margot vino en Navidad y ahora Anne. La pasan bien. Anne está hecha una pequeña comediante», escribe Edith a Alemania en febrero de 1934.

Anne tiene cuatro años cuando llega a Ámsterdam.

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Anne, Ámsterdam, mayo de 1937. © Anne Frank Fonds, Basel

Infancia en Ámsterdam


La familia se muda a un apartamento en una urbanización grande y moderna al sur del casco antiguo de Ámsterdam. De 1933 en adelante, muchas familias judías se mudan a esta zona, en su mayoría emigrando de Alemania y más tarde también de Austria.

 

En mayo de 1934 Anne recibe una plaza en el jardín de infantes del colegio Montessori. Se adapta rápidamente y conoce a niños de su misma edad, como Hannah Goslar, quien más tarde sería una de sus mejores amigas junto con Jacqueline van Maarsen.

Hannah Pick Goslar cuenta cómo conoció a Anne © Anne Frank Fonds/AVE

Jacqueline van Maarsen habla de su amistad con Anne © Anne Frank Fonds/AVE

Al año siguiente, Anne empieza la escuela primaria. La pedagogía Montessori le da la libertad que su temperamento necesita. Más tarde, su maestro diría que Anne «no era una niña prodigio», sino que era una niña simpática, «muy madura en algunos aspectos, pero inusualmente infantil en otros».

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Jardín de infantes del colegio Montessori. Anne al fondo, sentada en medio de la última fila, Ámsterdam, 1935. © Anne Frank Fonds, Basel

A pesar de la preocupación por aquellos parientes del lado materno que siguen en Alemania, Anne vive una infancia muy contenida. Va a la escuela, en su tiempo libre se reúne con amigas y amigos, y en las vacaciones la familia visita a sus parientes en Suiza o va a la playa. En invierno, Anne disfruta de ir a patinar sobre hielo.

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Anne con Sanne Ledermann en Merwedeplein, Ámsterdam, 1935. © Anne Frank Fonds, Basel

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Anne (a la derecha) con Sanne Ledermann y Eva Goldberg, Ámsterdam, 1936. © Anne Frank Fonds, Basel

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Hannah Gosslar, Anne, Dolly Citroën, Hanna Toby, Barbara Ledermann (de izquierda a derecha), Sanne Ledermann (de pie), Ámsterdam, 1937. © Anne Frank Fonds, Basel

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Anne (la cuarta desde la derecha) con amigos en Ámsterdam hacia 1937. © Anne Frank Fonds, Basel

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Margot, Anne y Edith con la señora Schneider en la playa, Zandvoort, 1934. © Anne Frank Fonds, Basel

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Anne con sus amigas en su décimo cumpleaños. De izquierda a derecha: Lucie van Dijk, Anne, Sanne Ledermann, Hannah Goslar, Juultje Ketellapper, Kity Egydi, Mary Bos, Letje Swillens y Martha von den Bergh, Ámsterdam, 1939 © Anne Frank Fonds, Basel

«... y así comenzaron las desgracias para nosotros los judíos»


En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 tiene lugar la Noche de los cristales rotos en todo el Reich alemán, el pogromo organizado por el régimen nacionalsocialista: en Aquisgrán, al igual que en otras ciudades alemanas, las tiendas de propiedad judía son vandalizadas y las sinagogas incendiadas. Walter Holländer, tío de Anne, es deportado al campo de concentración de Sachsenhausen. Tras su liberación, huye a casa de su hermano en Estados Unidos. En marzo de 1939, la abuela materna de Anne, Rosa Holländer, logra mudarse a Ámsterdam con la familia de su hija Edith.
 

La guerra estalla el 1 de septiembre de 1939 cuando la Alemania nazi ataca Polonia. Los Países Bajos son ocupados por las fuerzas armadas alemanas en mayo de 1940. Bajo la ocupación nazi, la situación de los judíos en Ámsterdam se vuelve cada vez más peligrosa. Ya en las primeras páginas de su Diario –que le habían regalado el 12 de junio de 1942, por su cumpleaños de trece–, Anne describe cómo a partir de la primavera europea de 1940 su radio de acción se ve cada vez más restringido:

«Después de mayo de 1940, los buenos tiempos quedaron definitivamente atrás: primero la guerra, luego la capitulación, la invasión alemana, y así comenzaron las desgracias para nosotros los judíos. Las medidas antijudías se sucedieron rápidamente y se nos privó de muchas libertades. Los judíos deben llevar una estrella de David; deben entregar sus bicicletas; no les está permitido viajar en tranvía; no les está permitido viajar en coche, tampoco en coches particulares; los judíos solo pueden hacer la compra desde las tres hasta las cinco de la tarde; solo pueden ir a una peluquería judía; no pueden salir a la calle desde las ocho de la noche hasta las seis de la madrugada; no les está permitida la entrada en los teatros, cines y otros lugares de esparcimiento público; no les está permitida la entrada en las piscinas ni en las pistas de tenis, de hockey ni de ningún otro deporte; no les está permitido practicar remo; no les está permitido practicar ningún deporte en público; no les está permitido estar sentados en sus jardines después de las ocho de la noche, tampoco en los jardines de sus amigos; los judíos no pueden entrar en casa de cristianos; tienen que ir a colegios judíos, y otras cosas por el estilo. Así transcurrían nuestros días: que si esto no lo podíamos hacer, que si lo otro tampoco».

Diario, 20 de junio de 1942

Más capítulos

Hannah Pick-Goslar sobre la personalidad de Anne. © Anne Frank Fonds/AVE

«Pero se soporta, a pesar de la estrella, las escuelas separadas, el toque de queda, etc. etc. Margot y yo nos pasamos al liceo judío en octubre de 1941, ella al 4º curso, yo al 1º. Los cuatro seguimos bien», escribe Anne en su Diario el 20 de junio de 1942.
 

Anne y sus amigas juegan en los apartamentos de sus familias y en la plaza Merwedeplein, van a las heladerías que todavía están abiertas para los judíos y, de vez en cuando, sus padres incluso organizan tardes de cine para los niños.
 

Con otras cuatro amigas, Anne funda un club de ping-pong al que llaman «La Osa Menor menos dos»:

«Un nombre algo curioso, que se basa en una equivocación. Buscábamos un nombre original, y como las socias somos cinco pensamos en las estrellas, en la Osa Menor. Creíamos que estaba formada por cinco estrellas, pero nos equivocamos: tiene siete, al igual que la Osa Mayor. De ahí lo de “menos dos”».

Diario, 20 de junio de 1942

Anne tiene un gran círculo de amigos del que a menudo es el centro: con su encanto y locuacidad, con su vivacidad, sus intereses tan variados y su imaginación, Anne fascina a quienes la rodean.
 

Así describe su entorno:

«Tengo unos padres muy buenos y una hermana de dieciséis, y tengo como treinta amigas en total, entre buenas y menos buenas. Tengo un montón de admiradores que tratan de que nuestras miradas se crucen o que, cuando no hay otra posibilidad, intentan mirarme durante la clase a través de un espejito roto. Tengo a mis parientes, a mis tías, que son muy buenas, y un buen hogar».

Diario, 20 de junio de 1942

Avraham Rinat, amigo de la infancia de Anne, sobre el placer de jugar juntos al Monopoly. © Anne Frank Fonds/AVE

En enero de 1942, durante la Conferencia de Wannsee, la dictadura nazi toma la decisión definitiva de eliminar a toda la población judía de Europa. A principios del verano se inicia la deportación sistemática de los judíos de los Países Bajos. El 5 de julio de 1942, unas tres semanas después de que Anne cumpliera trece años, Margot recibe la citación para «trabajar en Alemania». Otto y Edith reaccionan de inmediato: el 6 de julio la familia Frank se traslada al escondite preparado en la casa trasera del edificio de la empresa de Otto Frank. Se les unen Hermann, Auguste y Peter van Pels y, en noviembre, el dentista Fritz Pfeffer, todos ellos también judíos.

 

Durante más de dos años, Anne vive escondida en las oscuras habitaciones de la casa de atrás, junto con su familia y estas otras cuatro personas.

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Anne en mayo de 1942, poco antes de esconderse. © Anne Frank Fonds, Basel

Sobre el escondite, Anne escribe el 11 de julio de 1942:

«Como escondite, la Casa de atrás es ideal; aunque hay humedad y está toda inclinada, estoy segura de que en todo Ámsterdam y quizá hasta en toda Holanda no hay otro escondite tan confortable como el que hemos instalado aquí».

Diario, 11 de julio de 1942

Quienes los asisten y protegen son antiguos empleados y empleadas de Otto Frank. Anne suele sentirse el centro de las desavenencias en el escondite.

«Me tratan de forma poco coherente. Un día Anne es una chica seria, que sabe mucho, y al día siguiente es una borrica que no sabe nada y cree haber aprendido de todo en los libros. Ya no soy el bebé ni la niña mimada que causa gracia haciendo cualquier cosa. Tengo mis propios ideales, mis ideas y planes, pero aún no sé expresarlos. ¡Ah!, me vienen tantas cosas a la cabeza cuando estoy sola por las noches, y también durante el día, cuando tengo que soportar a todos los que ya me tienen harta y siempre interpretan mal mis intenciones. Por eso, al final siempre vuelvo a mi diario: es mi punto de partida y mi destino, porque Kitty siempre tiene paciencia conmigo. Le prometeré que, a pesar de todo, perseveraré, que me abriré mi propio camino y me tragaré mis lágrimas. Solo que me gustaría poder ver los resultados, o que alguien que me quisiera me animara a seguir. No me juzgues, sino considérame como alguien que a veces siente que está rebosando».

Diario, 30 de octubre de 1943


En su diario Anne escribe sobre la vida cotidiana en el escondite, sobre los conflictos y también sobre la proximidad con los demás.


También escribe sobre sus recuerdos de un tiempo sin preocupaciones. Cuando en la primavera de 1943 se enamora de Peter van Pels, dos años mayor que ella, también escribe sobre eso. El diario es el único lugar en ese mundo extremadamente restringido donde puede expresar sus pensamientos sin ser vigilada, escribir sobre su paso de niña a joven mujer, sobre sus miedos y esperanzas.
 

«Cuando escribo se me pasa todo, mis penas desaparecen, mi valentía revive. Pero entonces surge la gran pregunta: ¿podré escribir algo grande algún día? ¿Llegaré algún día a ser periodista y escritora?
¡Espero que sí, ay, pero tanto que sí! Porque al escribir puedo plasmarlo todo: mis ideas, mis ideales y mis fantasías».

Diario, 5 de abril de 1944

Las ocho personas del escondite siguen de cerca el curso de la guerra, informándose gracias a sus protectores y por medio de la radio. El 28 de marzo de 1944 Anne escucha el discurso de Gerrit Bolkestein, ministro de Educación, Arte y Ciencia del gobierno holandés exiliado en Londres. Anima a la población holandesa a conservar sus registros, cartas y diarios sobre su sufrimiento durante la guerra para entregarlos al gobierno después. Este es un momento decisivo para Anne, que quiere ser escritora. Escribe: «Imagínate lo interesante que sería publicar una novela sobre “la Casa de atrás”!».
 

Anne empieza a revisar y reescribir sus propias notas y relatos con vistas a una posible publicación, y mientras tanto sigue escribiendo.
 

La última entrada del Diario está fechada el 1 de agosto de 1944. Anne Frank no puede concluir su trabajo de edición.

El 4 de agosto de 1944, el Oberscharführer de las SS, Karl Silberbauer, y miembros neerlandeses del Servicio de Seguridad nazi irrumpen en el escondite y detienen a sus ocho ocupantes, que son deportados al campo de tránsito de Westerbork. En ese campo severamente comandado, Anne pasa los días desarmando baterías viejas con Margot y su madre. De vez en cuando consigue ver a su padre y a Peter van Pels, que están en otra parte del campo. También se encuentra con viejos amigos. Un mes después, los ocho son deportados al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau en el último tren que parte de Westerbork.

Después de tres días de viaje en vagones de ganado, las mujeres son separadas de los hombres al llegar a Auschwitz. Anne es ingresada en el bloque de mujeres 29 con su madre y Margot. Durante las primeras ocho semanas, Margot y Anne permanecen juntas con su madre. Anne no soporta el esfuerzo por mucho tiempo más y es trasladada al bloque de aislamiento, el llamado pabellón de la sarna. Según el testimonio de otros sobrevivientes, Margot acompaña a su hermana y prácticamente no se separa de ella.

Por una selección que ocurre a finales de octubre o principios de noviembre, las niñas son separadas de Edith y trasladadas al campo de concentración de Bergen-Belsen, en la Baja Sajonia. Hasta entonces, Edith ha luchado por la supervivencia de sus hijas, les ha procurado comida hambreándose a sí misma. En el campo de concentración de Bergen-Belsen reina un caos horroroso; no hay espacio para tantos prisioneros nuevos. Al principio, Margot y Anne duermen en tiendas de campaña que no resisten las tormentas de invierno, y apenas reciben comida. Durante el día, arrancan las suelas de zapatos viejos, pero Anne casi ya no tiene fuerzas. Por medio de una conocida se reencuentra con Hannah Goslar, que está en una parte del campo mejor equipada. La amiga intenta pasarle algo de ropa y comida.
 

Hannah Pick-Goslar habla de su último encuentro con Anne en el campo de concentración de Bergen-Belsen. © Anne Frank Fonds/AVE

Nanette Blitz, compañera de colegio de Anne en el liceo judío, habla sobre su encuentro en el campo de concentración de Bergen-Belsen. © Anne Frank Fonds/AVE

Anne y Margot están las dos ya muy débiles. Empiezan a tener fiebre alta y son trasladadas al pabellón de enfermos. Allí yacen una junto a la otra hasta que Margot muere. Pocos días más tarde, probablemente a finales de febrero de 1945, Anne también muere. En ningún lado constan las fechas exactas de sus muertes. Las hermanas son enterradas en una fosa común en el predio del campo. El 15 de abril las tropas estadounidenses liberan el campo de concentración de Bergen-Belsen.

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La Cruz Roja Internacional certifica la muerte de Anne Frank. © Fondo Ana Frank, Basel