El Diario en escena
En 1952, Meyer Levin, que había contribuido a la publicación del diario y a su éxito en el mundo anglosajón, comienza a trabajar en una adaptación teatral. Sin embargo, su versión no gustó a los productores, lo que condujo a una larga batalla legal.
A finales de 1953, se encarga una versión teatral a los exitosos guionistas Albert Hacket y Francis Goodrich-Hacket. La obra se estrena el 5 de octubre de 1955 en Broadway, Nueva York, y se convierte en un éxito de público: la compañía realiza 717 funciones en dos años, con alrededor de un millón de espectadoras y espectadores. Los autores de la adaptación reciben el Premio Pulitzer por su trabajo.
La pieza teatral de Hacket y Goodrich es una interpretación bastante libre: algunos rasgos de los personajes están exagerados y contiene algunas escenas inventadas. En la adaptación, el hecho de que Anne Frank era una joven judía, que fue perseguida por ello y que agonizó luego hasta su muerte en el campo de concentración de Bergen-Belsen es algo secundario. Así, Hacket y Goodrich convierten el Diario de Anne Frank en el testimonio de «un corazón puro en una época del horror», como señala un artículo. Dado que la versión teatral en ese momento llega a ser más conocida que el libro, se instala una imagen de Anne Frank como la joven que «a pesar de todo creía (…) en la bondad de las personas», como dice el personaje de Otto Frank al final de la obra.