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«Permíteme que te presente: mamá Frank, defensora de los niños. Más mantequilla para los jóvenes, los problemas de la juventud moderna: en todo sale a la defensa de los jóvenes y, tras una buena dosis de disputas, casi siempre se sale con la suya». 

Diario, 12 de marzo de 1943

Edith es una mujer de mentalidad abierta e ideales modernos en lo que respecta a la crianza de sus hijas. Durante el tiempo que pasan en clandestinidad, discute frecuentemente con su hija Anne, que tiene un carácter fuerte. Después de la detención, Edith lucha por sus hijas en el campo de tránsito de Westerbork y más tarde también en el campo de concentración de Auschwitz. Tras ser separada de Anne y Margot, muere totalmente agotada en enero de 1945.

Infancia y adolescencia


Edith Frank-Holländer nace en Aquisgrán el 16 de enero de 1900; es la menor de los cuatro hijos de Abraham Holländer y Rosa Stern. Procede de una familia acomodada: su padre es propietario de una chatarrería y de varias plantas de reutilización de metales. Abraham es un miembro respetado de la comunidad judía; la familia adhiere a las leyes dietéticas judías y se considera religiosa. Sin embargo, Edith asiste a una escuela superior evangélica para niñas, donde en 1916 termina sus estudios secundarios. Después trabaja en la empresa familiar. En su tiempo libre, lee mucho, juega al tenis, practica natación y tiene un amplio círculo de amigos. Sobre la juventud de Edith, Anne escribe en su Diario que «nos deja boquiabiertos con sus historias de fiestas de compromiso de doscientos cincuenta invitados, bailes privados y grandes banquetes» (Diario, 8 de mayo de 1944).

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Edith hacia 1918. © Anne Frank Fonds, Basel

El matrimonio con Otto Frank


Según parece, Edith y Otto Frank se conocen a través de amigos en común. Se casan en 1925, por civil el 8 de mayo y en la sinagoga de Aquisgrán el 12 de mayo. La pareja se instala en Fráncfort del Meno. Su primera hija, Margot Betti, nace en 1926. Tres años y medio después, en 1929, nace Annelies Marie: Anne.

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Boda de Edith y Otto Frank-Holländer, Aquisgrán, 1925. © Anne Frank Fonds, Basel

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Edith y Otto de luna de miel en San Remo, 1925. © Anne Frank Fonds, Basel

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Edith y Otto con Margot, Fráncfort, 1926. © Anne Frank Fonds, Basel

La vida en Fráncfort se hace cada vez más difícil para la joven familia. El banco de los Frank tiene problemas debido a la desoladora situación económica de la posguerra. En 1932, el banco debe declararse en quiebra y es liquidado a principios de 1934. La situación, ya agobiante para la familia, se vuelve más y más opresiva con el ascenso del nacionalsocialismo, lo que echa por tierra toda perspectiva laboral en Alemania.
 

Las amenazas y la persecución de los judíos llegan incluso a las aulas: en la primavera de 1933, se restringe el acceso de los niños judíos a las escuelas y se les asignan pupitres separados. Margot, que está en segundo curso, se ve directamente afectada por las medidas.

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Foto de pasaporte de Edith con indicación de su peso, con Anne a la izquierda y Margot a la derecha, poco antes de partir hacia Ámsterdam, Fráncfort, 1933. © Anne Frank Fonds, Basel

Edith y Otto deciden abandonar Alemania con sus hijas. Mientras Otto establece una sucursal de la empresa alemana Opekta en Ámsterdam, Edith y sus hijas se trasladan temporalmente a Aquisgrán, a la casa de los padres de Edith. En diciembre de 1933, ella y Margot se reúnen con Otto en Ámsterdam, y en febrero mandan a buscar a Anne, de cuatro años. 

Exilio en Ámsterdam


A Edith le resulta difícil emigrar a los Países Bajos. Viven en condiciones muy ajustadas y le cuesta aprender el idioma. Mantiene contacto regular por carta con su familia y amigos en Alemania. En marzo de 1939, su madre, Rosa Holländer, consigue emigrar. Hasta su muerte, el 29 de enero de 1942, vive con Edith y su familia en Ámsterdam.

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Edith con Anne (izquierda) y Margot (derecha) en Sils Maria, 1936. © Anne Frank Fonds, Basel

Edith es una mujer de mentalidad abierta que educa a sus hijas de forma moderna. Para Anne, inquieta y amante de la libertad, encuentra en Ámsterdam una escuela basada en la pedagogía de María Montessori.
 

El 10 de mayo de 1940 las fuerzas armadas de la Alemania nazi ocupan los Países Bajos. Así comienzan aquí también la persecución de los judíos, primero, y luego su deportación. El 5 de julio de 1942, Margot recibe la citación obligatoria para un supuesto servicio de trabajo en Alemania. Un día después, la familia se esconde en la casa trasera del edificio de la antigua empresa de Otto Frank.

Edith Frank en el Diario


Desde el 6 de julio de 1942 y hasta el 4 de agosto de 1944, cuando el escondite es descubierto por la Gestapo, la familia Frank vive en la casa trasera junto con los tres miembros de la familia van Pels (Hermann, Auguste y su hijo Peter) y el dentista Fritz Pfeffer.
 

En su diario, la adolescente Anne suele escribir sobre las desavenencias, los conflictos, la incomprensión mutua y el pesimismo de su madre, del cual quiere tomar distancia. Sin embargo, también la describe a menudo como una mujer comprensiva y leal, que protege a sus hijas y las defiende de las agresiones verbales de los demás habitantes.
 

Un año y medio después de la mudanza al escondite, Anne reflexiona sobre los desencuentros con su madre:

«Querida Kitty: 
Esta mañana, como no tenía nada que hacer, me puse a hojear en mi diario y me topé varias veces con cartas que tratan el tema de la madre con tanta vehemencia, que me asusté y me pregunté: “Anne, ¿eres tú la que hablabas de odio? Oh, Anne, ¿cómo has podido escribir una cosa así?”. 
Me quedé con el diario abierto en la mano, y me puse a pensar en cómo había podido ser que estuviera tan furiosa y tan verdaderamente llena de odio, que tenía que confiártelo todo. He intentado comprender a la Anne de hace un año y de perdonarla, porque no tendré la conciencia tranquila mientras deje que sigas cargando con estas acusaciones, y sin que te haya explicado cómo fue que me puse así. He padecido y padezco estados de ánimo que me mantenían con la cabeza bajo el agua –en sentido figurado, se entiende– y que solo me dejaban ver las cosas de manera subjetiva, sin que intentara detenerme a analizar tranquilamente las palabras de los demás, para luego poder actuar conforme al espíritu de aquellas personas a las que, por mi temperamento efervescente, haya podido ofender o causado algún dolor. 
Me he recluido en mí misma, me he mirado solo a mí misma, y he escrito en mi diario de modo imperturbable todas mis alegrías, mofas y llantos. Para mí este diario tiene valor, ya que a menudo se ha convertido en el libro de mis memorias, pero en muchas páginas ahora podría poner: «Pertenece al ayer»
Estaba furiosa con mamá, y a menudo lo sigo estando. Ella no me comprendía, es cierto, pero yo tampoco la comprendía a ella. Como me quería, era cariñosa conmigo, pero como también se vio envuelta en muchas situaciones desagradables por mi culpa, y a raíz de ello y de muchas otras circunstancias tristes estaba nerviosa o irascible, es de entender que me tratara como me trató. 
Yo me lo tomaba demasiado en serio, me ofendía, me insolentaba y la trataba mal, lo que a su vez la hacía sufrir. Era entonces, en realidad, un ir y venir de cosas desagradables y tristes. De ningún modo fue placentero, para ninguna de las dos, pero todo pasa. El que yo no quisiera verlo y me tuviera mucha compasión, también es comprensible. 
Las frases tan violentas solo son manifestaciones de enfado, que en la vida normal hubiera podido ventilar dando cuatro patadas en el suelo, encerrada en una habitación o maldiciendo a mamá a sus espaldas. 
El período en que condeno a mamá bañada en lágrimas ha quedado atrás; ahora soy más sensata, y los nervios de mamá se han calmado. Por lo general me callo la boca cuando algo me irrita, y ella hace lo mismo, por lo que todo parece marchar mejor».

Diario, 2 de enero de 1944

Detención y muerte


El 4 de agosto de 1944, las ocho personas del escondite son detenidas y llevadas al campo de tránsito de Westerbork. Allí, Edith, Margot y Anne pasan el día obligadas a desarmar baterías. Un mes más tarde, el 3 de septiembre de 1944, son deportadas a Auschwitz con las demás personas del escondite, en el último tren que sale de Westerbork. El tren con los 1019 judíos deportados tarda tres días y tres noches en llegar al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Las mujeres son separadas de los hombres y llevadas al campo de mujeres, donde Edith se esfuerza por mantener a sus hijas con vida. Los sobrevivientes las describirían más tarde como un trío inseparable. A finales de octubre de 1944, Anne y Margot son deportadas al campo de concentración de Bergen-Belsen.
 

Edith, que permanece en el campo de mujeres de Auschwitz-Birkenau, muere en enero de 1945, agotada y enferma. Otto recién se entera de la muerte de su esposa tras el final de la Segunda Guerra Mundial.